EL HOBBIT 3: La Batalla de los cinco ejércitos
Las navidades pasadas y tras una ansiada espera nos vimos "recompensados" con la última película de la trilogía de Peter Jackson El Hobbit inspirada en la obra del escritor J.R.R. Tolkien. Pese a la expectación ya mencionada, los 144 minutos que pasé en el cine me parecieron una humillante degradación de la obra en papel; ahora os explicaré por qué pero antes no podemos olvidar que la relación del cine y la literatura y en general entre todas las artes se viene realizando desde el nacimiento de las disciplinas porque estos medios de expresión humana tienden a mezclarse, intensificarse y retroalimentarse y como diría el ya fallecido pensador Lévi-Strauss "la riqueza humana está en la diversidad". Por lo tanto no creo que un libro sea superior a una película o viceversa ya que utilizan canales de comunicación distintos, lo que realmente es intolerable es que se plantee una alteración de pilares fundamentales en un libro, me refiero al trato que recibió el personaje de Thorin en esta última película, concretamente el momento de su muerte completamente indigna de un héroe de este calibre.
Aquí podreis observar la escena a la que me refiero, la danza que bailan en el hielo, como es el rey de los enanos dañado en su pierna, el momento Lázaro por parte de Azog, etc. Por eso me aferro en decir como seguidor de la prosa de Tolkien, que carece de magnificencia el momento de su muerte, pese que al final su diálogo con Bilbo sea algo simplemente majestuoso.
También quiero hablar sobre un clásico ya en huir de la realidad, me refiero al personaje de Legolas que ya desde la antigua trilogía de El Señor de los Anillos nos demostraba como es posible no gastar un depósito de flechas y matar a una gran cantidad de soldados enemigos. Esta vez no trepó por un Múmakil sino con una escena bastante criticable debido a la ausencia de verosimilitud. Para muestra la imagen que os presento a continuación.
Sin duda una muestra más de la tendencia de Hollywood a emplear en sus películas acciones que salen de lo real (incluso para un héroe elfo de la Tierra Media).
No todo es malo en esta película, el tratamiento de los efectos especiales ( en su justa medida) es asombroso, junto con una banda sonora que invita a soñar y a creer en un mundo épico alejado de la realidad en la que estamos inmersos todos los mortales en este momento de la historia. Además del tributo que se hace en el ocaso del film a Aragorn, sin duda conocido por todos su papel en La Guerra del Anillo que cronológicamente se llevaría acabo.
Quiero concluir esta primera entrada de mi blog con la idea de que el cine vinculado a los circuitos comerciales atiende a un consumidor general y que se olvida de una esencia que no utilizan para crear sus "productos". Es increíble ver reflejado en imágenes una obra literaria, pero siempre y cuando no lance barro a la obra del escritor.
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